Por qué deberías conocer Derbent, la gran joya del Daguestán. Ruta de la Seda en Federación Rusa

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Con 500 kilómetros de costa y playas salvajes donde probar el auténtico caviar negro de esturión, Derbent reclama el título de ciudad más antigua de la Federación Rusa.  

Derbent era, en palabras de Herodoto, la puerta hacia el Cáucaso. Esta ciudad de la república rusa de Daguestán está ubicada en el estrecho paso entre el mar Caspio y la gran cadena montañosa del sur de Rusia. El paseante se siente ante una fusión de Ávila con Mogadiscio, con una fortaleza milenaria que hace enmudecer y un litoral que cuenta un montón de historias.

Entre una maravilla y la otra, calles estrechas y mercados donde los tenderos son millonarios en especias y las abuelas preparan un queso con menta y cilantro del que dicen que «reside el secreto de la longevidad» de su población.

Es la ciudad más al sur de la Federación de Rusia, un rincón apartado de apenas 2,9 millones de habitantes y distraído con el fútbol y sus tradiciones. Pero en su mezquita la feligresía es tan consciente de la fama mundial del templo que el visitante es recibido con un rápido chapurreo de diez o quince idiomasdistintos que terminan por dar en el clavo. Derbent es la joya de Daguestán, que es el lugar adecuado en la ruta equivocada para el turista: la región del Cáucaso en el pasado copó titulares por sus atentados, tiroteos y emboscadas.

AUTÉNTICO CAVIAR NEGRO

Aunque en esta república las maravillas y la paz se abren paso. Sus 500 kilómetros de costa esconden playas salvajes donde probar el auténtico caviar negro de esturión, por ejemplo. «Los conquistadores árabes tuvieron una gran influencia en la consolidación de Derbent como el mayor centro político y económico en el Cáucaso», explica Magomed Magomedov, investigador daguestaní.

 

Dos vecinos de Derbent jugando al backgammon.

 

Derbent ya llamó la atención de los romanos, que organizaron expediciones. A lo largo de los años, diferentes pueblos dieron a la ciudad nombres distintos, pero todos apuntan a la palabra puerta. Los persas dijeron Darband (puerta cerrada) y los árabes enmendaron el nombre con Bab al Abwab (puerta de las puertas), mientras que los turcos miraron más de cerca y la bautizaron como Demirkap (puerta de hierro).

Fue una gran urbe medieval, con más de 60.000 vecinos, y sufrió el azote de las hordas mongolas. El lugar continuó siendo de gran importancia estratégica hasta el siglo XIX: laRuta de la Seda pasaba por este punto, imposible de circunvalar.

RODEADA DE SECRETOS

Hasta hace poco, la palabra turista sonaba extraña en los oídos de un pueblo que considera viajante o peregrino a todo el que ven merodear. Derbent reclama el título de ciudad más antigua de la Federación Rusa basándose en escritos del siglo VIII a.C. y las excavaciones arqueológicas siguen desvelando secretos.

Conserva restos arqueológicos de más de 5.000 años de antigüedad repartidos entre su ciudadela y la imponente fortaleza: Narin- Kalá, desde la que se divisa la inmensidad del Caspio. Es un amurallado remanso de paz y brutalidad a partes iguales, desnudez y represión, religión y guerra, lentamente erigido por el último imperio persa antes del surgimiento del islam.

A la entrada del complejo amurallado el visitante se tropieza con una mazmorra subterránea en forma de frasca, de imposible escapatoria, donde se dejaba agonizar al condenado hasta la muerte. Al final del recorrido, el complejo de baños públicos, con una geometría mágica que mantenía el agua caliente con un solo fuego. «Hombres y mujeres se bañaban en días alternos y había duras penas para los fisgones», comenta el guía. Cierran el fuerte, de espaldas al mar, dos puertas negras, las llaman «las de la vergüenza», pues se cree que por ellas escapó un rey cobarde durante un asedio.

Elaboración de ‘qogals’, dulce típico, en un obrador de Derbent.

 

De la fortaleza parten dos muros que van desde las montañas hasta el mar y han dado forma a la ciudad. Entre medias queda una localidad silenciosa que vive mirando al Caspio, el lago más extenso del mundo, que recibe el agua del legendario río Volga. La mezquita de Juma, la más vieja de Rusia (construida durante el califato Umayyad hace trece siglos), llama puntual al rezo en un lugar que ha sobrevivido a un terremoto (siglo XIV) y al yugo soviético, que lo convirtió en cuartel general de su policía secreta y en prisión entre 1938 y 1943.

Las centenarias higueras africanas del jardín han visto todo esto. Pero apenas han notado cambios en el aspecto de la gente, que sigue vistiendo la peculiar indumentaria regional y viviendo según las viejas tradiciones de un pueblo sufí, que no obstante también acoge a suníes en su gran templo.

DUNAS DE RÉCORD

Los muros que protegen la vieja Derbent fueron declaradosPatrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2003. Pero son sólo la última piel de la cáscara de Derbent, desde ahí se elevan las montañas que en algunos casos pulverizan récords europeos de altura. Un ejemplo es Kurush, un pueblo que se eleva 2.500 metros sobre el nivel del mar.

Imperdibles también las cercanas dunas de Sarykum, que se extienden a lo largo de 600 hectáreas y también figuran entre las más altas del mundo: más de 250 metros desde los cuales se divisa, de nuevo, el Caspio. A los vecinos del lugar les gusta que se hable de ese misterio, qué hace allí un desierto, encajado entre el agua y la montaña.

 

Al otro lado del mar, Asia Central atesora amplias extensiones de arena, por lo que todos cuentan que las dunas migraron. O bien al Caspio le falló la puntería a la hora de dividir ambos continentes.