La diplomática francesa Annick Thébia Melsan, integrante del grupo de trabajo de expertos que ha participado en la ciudad en la reunión sobre «Diálogos y cultura de paz en las Rutas de la Seda»¸ respalda la candidatura de Melilla para que sea declarada como patrimonio cultural de la humanidad, en su faceta intercultural. Apostilla que «Melilla quiere y merece que este patrimonio inmaterial sea reconocido».
En nombre del Gobierno de la Ciudad Autónoma, la consejera de Cultura, Fadela Mohatar agradeció a Annick Thébia Melsan, diplomática francesa y al grupo de trabajo de la UNESCO su participación en la reunión de expertos «Diálogos y cultura de paz en las Rutas de la Seda» que acogió Melilla la semana pasada. «Queremos expresar nuestra gratitud por la disponibilidad y el cariño con el que se han tomando el trabajo que hacemos para visibilizarnos en el exterior y que nuestra interculturalidad sea considerada como patrimonio inmaterial a proteger», dijo.
Compromiso
Mohatar destacó en especial el compromiso e implicación de Annick Thébia Melsan en este proyecto y en estas jornadas de trabajo en las que visibilizar a un grupo de expertos que lo que Melilla muestra es una realidad. «Hacemos una valoración satisfactoria de este encuentro porque las personalidades que han venido, han comprobado que realmente nuestra potencialidad, nuestra muestra de ciudad intercultural donde esa interacción de los diálogos y la cultura de paz que se ha ido trabajando en esta reunión, es una realidad y puede ser un ejemplo ante el mundo», aseguró.
Melilla espera recibir el apoyo de estos expertos en la pretensión de solicitar a la UNESCO que la ciudad «pueda ser declarada patrimonio cultural de la humanidad, desde el punto de vista inmaterial», un proceso que será largo, según reconoce la consejera.
Unesco
Por su parte Annick Thébia, que reconoció que hace dos años para ella Melilla era algo desconocido, como para otra «mucha gente de dentro y fuera de España», y por eso le agradeció a Fadela Mohatar la oportunidad de conocer la realidad de esta ciudad «invisible», donde constatar su potencialidad como ejemplo de intercultura, de ahí que considere oportuno que Melilla esté incluida dentro de las llamadas Las rutas de la seda en las que trabaja la Unesco a nivel mundial. Su inclusión en este grupo podrá «ayudar a que la ciudad sea progresivamente más visible».
Señaló que hay quienes consideran que Melilla no debería estar en esta ruta de la seda porque no fue un lugar de destino, pero defiende que sí que lo hizo la región del Rif, y por tanto la ciudad recibió tanto esta influencia como la de los imperios surgidos en el Mediterráneo y Asia.
Melilla sí estuvo en esa «primera globalización de las rutas de la seda», de este intercambio comercial por mar y por tierra que no se limitó al trueque, sino que permitió también el intercambio de ideas, de conocimientos, de cultura. Considera que todo esto es algo de lo que debería aprender «la globalización problemática actual, que precisa aprender de un pasado que no está muerto y que define nuestra realidad».
Melilla, el mejor escenario
Considera que Melilla «era el lugar perfecto para que este encuentro de interculturalidad e influencias mutuas se debatiera», donde expertos de distintos países pudieron hablar y trabajar sobre interculturalidad. Es más, apostilla que esa interculturalidad melillense «es real, fruto de la coexistencia de las distintas culturas» formando parte de «un patrimonio vivo, extremadamente importante y único», y por todo ello, asegura que el estudio que se ha hecho en este encuentro en Melilla «quedará grabado en letras de oro en el trabajo de la Unesco».
Aseguró que «Melilla quiere y merece que este patrimonio inmaterial sea reconocido y pueda ser parte de lo que en Unesco se llama patrimonio mundial». Defiende que «Melilla lo merece y lo va a conseguir, pero es un largo camino». Por su parte, indicó que se va a seguir trabajando para que finalmente «se confirme a Melilla en su posición, que es significativa, de lo que tiene que ser la relación del centro y la periferia de las ciudades, que es el mayor desafío de nuestro momento actual».