JAVIER SALAS
¡Saludos! Este es el boletín semanal de Materia, la sección de ciencia de EL PAÍS. Hoy hablamos de astronautas de nuevo cuño y científicas legendarias. De gente que inspira a los demás y que mira hacia la galaxia, como los Midnight Juggernauts.
Nuevos astronautas
Mucho no puedo añadir a la noticia científica de la semana en España. En un mercado persa espacial, el Gobierno ha conseguido que sean dos astronautas españoles los elegidos por la Agencia Espacial Europea (ESA). Uno de plantilla, el leonés Pablo Álvarez, de 33 años. Y una reserva, la leonesa Sara García, de 33 años. Les habrás escuchado hablar de ilusión, de miedo, de cohetes, de la Luna y de Marte. Incluso de si esperan encontrar a Dios en el espacio (spoiler: no). Pero hay un par de rasgos que los definen (al margen de la notable coincidencia de su origen leonés) más allá de su futuro espacial.
Omaña, Boñar y el Bierzo son las comarcas leonesas de las que provienen estos jóvenes futuros astronautas. Porque proceden de familias humildes de la España vaciada. Álvarez es hijo de un trabajador de servicios funerarios y una cocinera. García, de un ebanista y una administrativa. Ambos son la primera generación de su familia que fue a la universidad. Ambos se criaron en León y han llegado a astronautas gracias a la educación pública.
Llama la atención otro rasgo muy especial de Pablo Álvarez. Este ingeniero no sería hoy astronauta si no fuera porque la ESA decidió abrir en este proceso una posibilidad: que personas con discapacidades se convirtieran en el primer parastronauta de la historia. Porque Álvarez tiene un problema de movilidad en un tobillo debido al nervio ciático, lo que le ha llevado a participar en competiciones deportivas en categorías paralímpicas. En procesos previos (el anterior se abrió en 2008), ese pequeño problema le habría excluido automáticamente. En esta ocasión, esa política inclusiva le ha llevado a ser astronauta de plantilla. La plaza de parastronauta la ha ocupado el cirujano inglés John McFall, que perdió una pierna en un accidente de moto a los 19 años.
Álvarez es un ejemplo para muchas familias que a lo mejor tienen un pequeño en casa con algún problema físico, más o menos grave. Él soñaba de pequeño con ser astronauta. Ahora, en muchas casas de España, saben que lo pueden ser. Se habla mucho de que los astronautas tienen capacidad de inspirar a los escolares: pues aquí tenemos dos nuevos ejemplos, también el de Sara García, una mujer, científica y joven. Estamos deseando verles volar.