Como parte de su giro hacia una economía con valor añadido, China es hoy una de las potencias mundiales que más invierte en investigación científica, una oportunidad que aprovechan cada vez más científicos españoles que se instalan en el gigante asiático para realizar sus proyectos.
«Cada vez están viniendo más, no creo que se convierta en algo masivo, pero estar aquí es una oportunidad (…) ya que este es el mejor sitio del mundo ahora mismo para empezar a trabajar en un laboratorio», cuenta a Efe José Pastor, profesor e investigador en la universidad Tsinghua de Pekín.
Mientras en sitios como Estados Unidos se abren procesos de reclutamiento de científicos extranjeros una vez al año, cuenta el biólogo alicantino de 41 años, en China «están entrevistando gente todo el año, hay constantemente seminarios de reclutamiento».
Según datos oficiales del Ministerio de Ciencia del país, el gasto total de China en investigación y desarrollo alcanzó los 1,76 billones de yuanes (279.000 millones de dólares) en 2017, con un aumento interanual del 14 por ciento.
Desde el año 2012, el gasto anual en este apartado ha aumentado un 70,9 por ciento, una inversión «brutal» con la que el gigante asiático pretende sobrepasar en los próximos años a la gran potencia mundial científica, Estados Unidos, explica Pastor, y un dato abrumador para países como España, donde «las cosas siguen estando tan mal» en temas de inversión en ciencia.
El experto en genética español lleva en China seis años investigando en biología del desarrollo y es presidente de la Red de Investigadores China-España (RICE), una organización formada en 2016 que, como miembro de la Red de Asociaciones de Investigadores y Científicos Españoles en el Exterior (RAICEX), busca fomentar la colaboración y la divulgación.
En China están registrados en la organización cerca de medio centenar de investigadores (tanto de ciencias como de letras) y el próximo viernes tendrá lugar en el Instituto Cervantes de Pekín su primer encuentro, una jornada en la que varios ponentes hablarán sobre sus experiencias en el gigante asiático.
Entre ellos los malagueños Rosa Lozano y Alberto Macho, jefes de laboratorio de dos proyectos en el Instituto de Ciencias Biológicas de Shanghái (CAS), quienes investigan sobre cómo los virus (Lozano) o las bacterias (Macho) producen enfermedades en las plantas.
Ambos llegaron a China hace cuatro años y en este tiempo han podido comprobar que el gigante asiático está «a otro nivel». «Los recursos que te ofrecen de dinero, de equipamiento y para contratar gente, la seguridad que te dan, es espectacular», apunta a Efe Macho, de 38 años.
Tanto en su equipo de 15 personas como en el de Lozano, cuenta, un tercio de los investigadores son españoles, la mayoría estudiantes de post doctorado que eligen venir a China, pese a que es un reto mucho mayor.
«Las diferencias culturales son enormes y los sueldos tampoco son desorbitados sino que cobras como un funcionario de Gobierno, pero aquí pueden hacerse cosas que en otros lugares del mundo serían impensables», así que «el reto merece la pena», agrega.
Una de esas cosas, por ejemplo, es permitirse el lujo de «arriesgar y equivocarse», explica por su parte Lozano.
La «tranquilidad» y el «quitarse los miedos» son dos motivos principales que le ha dado poder trabajar en el gigante asiático.
«Tú sabes que desde el día uno vas a poder hacer tu trabajo, mientras que en otros sitios eso no es así porque la financiación es más limitada, así que siempre tienes la incertidumbre y trabajas sobre periodos de tiempo cortos», indica.
Sobre el por qué China busca a extranjeros, Lozano estima que el país quiere conocer la ciencia de otros lugares del mundo y que en el mundo se hable de lo que se está haciendo aquí.
Y es que, en opinión de Pastor, el gran momento que China está viviendo no se conoce en países como España, donde «no tienen ni idea del nivel, ni en la calle ni en las instituciones», anota el biólogo.
España, asegura, solo tiene un convenio marco entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y su equivalente chino, pero «nunca se ha llevado a la práctica».
«Francia, Reino Unido o Alemania, tienen incluso centros aquí. Están financiando no solo proyectos de cooperación, sino que están invirtiendo en meter la cabeza aquí porque es donde hay que estar y en España no se están enterando mucho», sostiene.
«Nos interesa mucho que vengan estudiantes, traerlos a nuestros laboratorios. En España hay mucha gente con talento que empieza la tesis y la tiene que dejar porque no consigue becas», añade.
«Hay muchísimas historias de este tipo», que en China podrían tener un final distinto, concluye.