Una exhibición de tesoros de los museos nacionales de 12 países participantes en la iniciastiva china “La Franja y la Ruta” fue inaugurada en el Museo Nacional de China, Beijing, 11 de abril del 2019. Con 234 reliquias, la exposición muestra las historias de los intercambios culturales de la Ruta de la Seda Terrestre y la Ruta de la Seda Marítima.
“Esta exposición tiene como objetivo proporcionar una oportunidad para que las personas de todo el mundo compartan la diversidad de la civilización humana”, afirmó Wang Chunfa, conservador del Museo Nacional de China.
“Al mostrar la fusión de las artes y las habilidades de los países BRI, la exposición promueve el espíritu de la Ruta de la Seda y revela la tendencia futura del mundo hacia la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad”, añadió.
Los visitantes observan reliquias culturales rusas que se exhiben en la exposición inaugurada en el Museo Nacional de China, Beijing, 11 de abril del 2019. (Foto: Pueblo en Línea)
La exposición se divide en dos secciones: la Ruta de la Seda Terrestre y la Ruta de la Seda Marítima. En ella, participan 13 países: China, Camboya, Japón, Kazajstán, Letonia, Mongolia, Omán, Polonia, República de Corea, Rumania, Rusia, Eslovenia y Tayikistán.
Las reliquias que se exponen, incluyen tanto tesoros históricos nacionales como objetos exóticos que rememoran la historia del comercio y los intercambios culturales a lo largo de la antigua Ruta de la Seda.
China comenzó a intercambiar con la Eurasia occidental en la edad prehistórica. Los artefactos de la cultura turbina que se originó en Rusia son evidencias confiables. Se han encontrado varias veces en las provincias de Gansu y Qianghai, así como en la provincia de Henan. La lanza de púas de los turbinos del Museo Nacional de China y la lanza, en comparada con la lanza en forma de hoja enviada por Rusia, se asemejan entre sí.
La sección oriental de la Ruta de la Seda fue abierta por el emperador Wu, de la dinastía Han occidental (206 A.C.-9 DC) a finales del siglo 2 A.C., y a este canal se unió más tarde al Imperio Romano desde el extremo occidental.
Durante un largo período de la historia, la Ruta de la Seda sirvió como un canal relativamente seguro y eficaz para el comercio y los intercambios culturales entre el este y el oeste. Desde entonces, la comunicación y los intercambios entre las dos partes del mundo se mantuvieron.
Tal registro también puede ser comprobado por la existencia de una copa china fabricada en la dinastía Tang (618-907), desenterrada en Letonia que, de acuerdo a los expertos, puede haber hecho todo el camino de la Ruta de la Seda a través de Asia central, Bulgaria y Escandinavia para terminar en las orillas del mar Báltico.
En 1913, Edouard Chavannes, una reconocida sinología francesa, propuso por primera vez el concepto de Ruta de la Seda Marítima. El canal de comercio marítimo también se llama Ruta Marítima de la Porcelana y el Camino Marítimo de las Especias, ya que tanto la porcelana como las especias eran los principales productos que se comercializaban a lo largo de la Ruta de la Seda.
“La historia de la Ruta de la Seda todavía tiene una profunda influencia incluso hoy en día”, precisa el Museo Nacional de Corea en el prefacio de la exposición.
“Todas las regiones cubiertas por la Ruta de la Seda pudieron eliminar malentendidos, vivir en armonía y lograr la prosperidad común a través de la comunicación y la cooperación. La Ruta de la Seda es un concepto fundamental que ayudó a la República de Corea, China y Japón, naciones situadas en el extremo oriental de la Ruta de la Seda, a comprender las tradiciones culturales de los otros países”, asegura el texto introductorio de la exposición.
“En noviembre del 2018, el Museo Nacional de China organizó la primera Conferencia de la Alianza Internacional de Museos de la Ruta de la Seda, y firmó un acuerdo de cooperación bajo la propuesta del presidente chino Xi Jinping”, recordó Wang.
Esta exposición, como uno de los pasos concretos para implementar el acuerdo, estará abierta hasta el 14 de julio del 2019.