Al Igual que en 1219 San Francisco de Asís deseaba poner fin a las cruzadas y lograr un entendimiento con el mundo de Mahoma y Al Kamil, que no hubiese más cruzadas para continuar su tarea de modernización de las ciudades que constituían los lugares de descanso e intercambio comercial en la Ruta de la Seda.
El Papa visitó Irak para promover la creación de puentes culturales y así reducir las probabilidades de guerra entre Oriente y Occidente
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Discurso del Papa Francisco en Bagdad
En el año 1219, en medio de la quinta cruzada, Francisco de Asís expuso su vida para reunirse con el sultán Malik Al Kamil. Los registros de la entrevista indican que ambos hombres salieron de la reunión comprendiendo mejor sus respectivas culturas y religiones y concluyendo que había solo un dios padre de todos los mortales.
Ocho siglos después el Pontífice Romano que escogiera el nombre del santo de Asís ha emprendido el camino de Bagdad por exactamente las mismas razones. San Francisco deseaba poner fin a las cruzadas y lograr un entendimiento con el mundo de Mahoma. Al Kamil, por su parte, que no hubiese más cruzadas para continuar su tarea de modernización de las ciudades que constituían los lugares de descanso e intercambio comercial en la Ruta de la Seda. Su conocimiento de Occidente era limitado y vio en Francisco un buen sherpa para orientarle. Bagdad era una de esas ciudades santuario.
Hoy Francisco viaja a Bagdad a promover la creación de puentes que al incrementar el diálogo reduzcan las probabilidades de guerra entre Oriente y Occidente.
Muchos han calificado este objetivo de quijotesco, pero los resultados de la visita, sin embargo, podrían dinamitar esa percepción. Uno de los primeros signos del impacto de la visita fue la reducción de los bombardeos con misiles de Irán a algunas ciudades de Irak. El segundo signo ha sido la manifestación de apoyo a su visión multirreligiosa y multicultural por parte de las autoridades y los líderes religiosos de Irak.
Y desde el punto de vista de la formación futura de la nación iraquí, sus conversaciones con los jóvenes sirvieron para proyectar una imagen de Occidente distinta a la que varias guerras y una invasión han llevado a ese desafortunado país.
Ese mensaje podría convertirse en un parteaguas cultural para el Medio Oriente cuyas nuevas generaciones buscan abandonar el conflicto y construir un destino más libre y próspero. Esto al menos es lo que dicen los sondeos de opinión de la zona sobre las aspiraciones de los millennials que desean enterrar la violencia del pasado y construir sociedades más inclusivas y libres.