La seda vuelve a dejar su impronta en la Comunidad Valenciana. Si hasta finales del siglo XIX constituía un producto clave para la economía autóctona, ahora quiere engarzar con el elemento que, en el siglo XXI, la ha sustuido en aportación de riqueza: el turismo. Se trata ya no tanto de confeccionar seda, sino de mostrar que se ha hecho y, con ello, de atraer turistas interesados en descubrir la mítica Ruta de la Seda sin tener que desplazarse a Samarkanda o Khiva. Valdría subir en el metro desde la parada de Ángel Guimerá, en Valencia, para visitar Ribarroja, por ejemplo.
Y qué mejor coyuntura para explicar este proyecto que cuando más visitantes tiene la Comunidad Valenciana. En plenas fiestas falleras. Estos días. Con un congreso internacional con participantes de más de una cincuentena de países implicados en revitalizar la moderna Ruta de la Seda y en rebautizarla como Ruta de la Paz. ¿Dónde? En el Museo de la Seda, desde luego, ubicado en la calle Hospital de la capital autonómica. Y, también, en un casal propio, situado en la calle San Vicente de Valencia, con balcones orientados hacia la plaza del Ayuntamiento para presenciar la mascletà.
Allí el Instituto de la Seda de España, que preside Fernando Molina, ha instalado un set de televisión por el que pasan sus invitados para explicar la relación que tienen con la seda. Lo han hecho personas como el maestro artesano Manuel Gironés, especialista en confeccionar tejidos con seda. El periodista Enrique Gaspar, con una extensa trayectoria como corresponsal en TVE, ejerce la vicepresidencia del Instituto de la Seda de España y realiza las entrevistas, que abarcan bastante más que a sederos en el estricto sentido de la palabras.
De las sedas del siglo XIII se ha pasado al turismo del siglo XXI. Dos negocios a los que une la internacionalización. Y el afán por singularizarse. Como lo hace la empresa Inteligencia Turística, dirigida por Celia Romero, una consultora que guía a ayuntamientos para conseguir la catalogación de Destino Turístico Inteligente. El primero que lo ha logrado ha sido Benidorm. Supone un plus para potenciar el destino y que consiga una acreditación que certifique esa capacidad.
Por cierto, que en este entorno tan sedero se ha constituido, también en Valencia y en Fallas, la Asociación Española de Periodistas y Escritores de la Seda (AEPES). Entre sus impulsores destaca el periodista Mario Beltrán.