Asia Central es poco conocida para los viajeros españoles, pero la antigua Ruta de la Seda permite descubrir ciudades que recuerdan la epopeya de Marco Polo
La Ruta de la Seda era la milenaria senda comercial por donde las caravanas de aportaban los productos de lujo del Lejano Oriente a Occidente, un rosario de ciudades que descubren una historia fascinante.
Europa creía que los relatos de Marco Polo eran fantasía, pero con el tiempo se comprobó su veracidad. Y no solo por las descripciones del lujo de la corte imperial de los mongoles, sino también por el exotismo de las ciudades y regiones que visitó en el Asia Central.
Las actuales repúblicas de Uzbekistán, Tayikistán, Kazajistán y Kirguistán concentran un rico patrimonio cultural e histórico en sus palacios, templos, mausoleos y bibliotecas listos para ser descubiertos.
Cabe destacar que los ciudadanos españoles no necesitan visado para visitar Uzbekistán por menos de 30 días, pero en los otros tres hay que realizar un trámite en una dependencia policial a los tres días de haber ingresado .Si se llega por vía aérea, lo más probable es que la gestión se realice en el mismo aeropuerto.
Primer destino: Uzbekistán
Desde Occidente a Oriente el viaje de la Ruta de la Seda comienza en Uzbekistán, uno de los dos únicos países en el mundo junto con Liechtenstein doblemente aislados del mar (hay que atravesar dos fronteras para llegar a algún puerto).
Samarcanda mantiene su exotismo y mezcla de culturas a pesar del paso de los siglos
Un buen comienzo puede ser Tashkent, la capital del Estado. Considerada menos atractiva que otras ciudades de su entorno, vale la pena dedicarle un día de visita y acercarse a la madrasa (mezquita y escuela coránica) deBarak Khan, al mausoleo Kaffal Shasi, al Museo Amir Timur y a la Biblioteca Nacional, donde se halla un ejemplar del Corán que data del siglo VII.
Como en las Mil y una noches
El viaje sigue por Jiva. Su ciudad amurallada, Itchan Kala, fue nombrada como Patrimonio Mundial de la Unesco en 1990. Con impresionantes fortalezas construidas en medio del desierto, su contemplación es una experiencia única.
Bujará el siguiente destino, es considerada como el centro cultural islámico en Asia Central. Se recomienda visitar la mezquita de Kalon, cuyo minarete de 47 metros de altura fue en su época (1127) el más alto de toda la región.
Samarcanda, la ciudad más conocida de Uzbekistán, dejará sin aliento a los viajeros debido a su exotismo y encanto. El mausoleo de Gur-e-Amir y Zhah-i-Zinda acerca a la experiencia de vivir en un cuento de de “Las mil y una noches”.
Segundo destino: Tayikistán
Tayikistán es quizás el país más humilde de Asia Central pero tiene mucho que ofrecer a los viajero. Los sitios más recomendable son Istaravshan (con un fascinante y laberíntico casco antiguo en el que se mezclan mezquitas, madrasas y bazares), los Montes Fan, la carretera del Pamir, con impresionantes vistas a lagos glaciares cuyo paisaje recuerda al Tíbet y donde es altamente recomendable probar la experiencia de dormir en yurtas,tiendas de la cultura nómada de la región.
Las extensas praderas de Kazajistán
Debido a su extensión Kazajistán ofrece al viajero una compleja diversidad de parajes para todos los gustos.
Destino ideal para los amantes de la naturaleza y de los deportes de montaña, además cuenta con restos arqueológicos de gran importancia como las ruinas de Otrar, el mausoleo de Khodja Akhmed Lasavi (un conjunto monumental de fines del siglo XIV), los de Aïcha Bibi y Babadji Khatoun y los petroglifos de Tamgaly (datados de la Edad de Bronce).
En la historia más moderna el cosmódromo de Baikonur se convirtió en una atracción turística, por ser el lugar desde donde despegó el primer vuelo tripulado al espacio en 1961 con Yuri Gagarin al mando.
Aunque no quede de paso, cabe tener en cuenta la arquitectura moderna deAstana, la nueva capital del país, que presume de grandes torres conmemorativas, rascacielos de vidrio y acero y anchas avenidas
Fin de la ruta en Kirguistán
Kirguistán, antes de llegar a China, es el último país por este recorrido. La belleza de sus paisajes está ejemplificada en los montes Ala-Too y las montañas Tian Shan, cuyo pico Jengish Chokusu de 7.439 metros, en la frontera con aquel país, es el punto más alto del país; o el lago Issyk-Kul, cuya leve salinidad impide que sus aguas se congelen.
En el bazar de Osh, en Kirguistán, es posible sentir el milenario juego del regateo en la compra de especias, alfombras y telas.
En estas tierras es posible emular a Marco Polo regateando en el bazar de Osh, uno de los mejores de Asia Central donde los mercaderes de la Ruta de la Seda se detenían a buscar los mejores telas y especias.
Aunque algo disonante con la arquitectura tradicional, el estilo racionalista de la era soviética de la capital Biskek tiene un atractivo que vale la pena explorar.